Tuesday, July 26, 2016

Ejercicios de escritura / Writing exercises

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La cosa es que cada vez siento más claramente que hay una historia en mi interior que desea ser escrita. Hace tiempo que lo pienso y no sé bien cómo comenzar. Sí, escribo a veces aquí en mi blog. Sí, escribo mucho online. Pero será que esa experiencia alcanza para escribir mi historia?
Como no lo sé, decidí buscar un poco de información,  y así fue como encontré una guía para comenzar, que recomienda hacer unos ejercicios de escritura de 10 minutos ininterrumpidos, por 5 días consecutivos.

Sabes lo que viene a continuación? Correcto, voy a compartirte los 5 cuentos cortos que escribí en 10 minutos durante 5 días consecutivos, resultado que me ha dejado perpleja y asombrada, ya que simplemente dejé mi lapicera escribir libre sobre el papel, con un timer a mi lado para detenerse a los 10 minutos.  No sé si decirlte que lo disfrutes o no.



Aviso: Son cuentos un poco siniestros,  bastante oscuros algunos de ellos. Si te gustan los cuentos del estilo Horacio Quiroga, adelante.  De lo contrario, mejor sigue recordándome como me recuerdas hasta ahora. Allá vamos.


Cuento 1. "Maldito jean" 22-JUL-2016
Había tomado mucho vino y su brazo sano colgaba desde el apoyabrazos.
El gato adormilado tenía la mirada perdida.
Un viento suave movió la cortina. Olor a lluvia, olor a verano.
Voces desde el piso de arriba, resplandor nocturno, un cartel  rojo.

El hombre sale al balcón. Agua en los pies, olvidó sus sandalias.
Todo lo olvida. Excepto a él.
La  luna también está roja, como el cartel. Qué le pasará?
Las estrellas bajaron, las nubes son suaves.
El hombre  no disfruta, sólo contempla.

Un pie arriba, mojado.
Ojos vidriosos de tanto recordar.
El gato mira aburrido.

Cuatrocientos metros? Quinientos, quizás?
Por qué sí? Por qué no?
Qué más da? Ni al gato le importa.
Ni a la luna le importa. Ni siquiera a la suave nube.

Maldito jean! No puede trepar al borde, el jean es muy ajustado.
Maldito jean que me dejas en esta vida.
Maldito seas, cuando ya lo había decidido.
Al menos a ti te importo, no me dejas ir.

Voces en el parque, una pareja de novios se acaricia.
Qué envidia!
La piel del hombre se enciende de emoción...
...de sólo mirar...
...o de la emoción de no haber muerto.
Quién sabe cuál de los dos sentimientos es responsable.

El  cuerpo pica. Pica de rabia, pica de miedo, pica de ira.
Qué injusta es la vida!
Por qué le duele a los que se quedan?!

Los ojos miran los pies mojados, arrepentidos.
Pies cobardes, pies bandidos que aquí me dejan.
Sólo, mojado, desalineado, arrepentido.



Cuento 2, "Noticias" 23-JUL-2016
Emperador, él? Y cómo podría hacer para llevar adelante un imperio, siendo tan joven, sin nada de experiencia?  Pero nadie debía saber de sus dudas, ni de su profundo temor.
Respiró hondo y se puso de pie. Sintió como la larga y recargada capa carmesí y dorado colgaba pesada de sus hombros. Probablemente sus preocupaciones pesaban más que aquella capa.
El emperador asintió casi imperceptiblemente con el mentón, dando así autorización a sus lacayos para abrir las gruesas cortinas.
El vitoreo de las gentes se hizo más oscuro y fuerte a medida que la tela del cortinado se descorría, dando paso al nuevo emperador. Guirnaldas con flores y otros regalos eran arrojados con amor y aceptación hacia el balcón real.  Le amaban, aún joven e inexperto, creían en él y ponían su destino en esas manos que se frotaban entre sí para disimular el miedo y los nervios.
Esperaban que hablase. Esperaban unas palabras de esperanza para poder creer que la pobreza, el dolor y a guerra terminarían de una buena vez, luego de tantos años.
Pues este nuevo emperador no les tenía buenas noticias, no. Las negociaciones de paz habían fracasado y la tensión seguía incrementándose. No, no eran buenas noticias para ese niño de carita sucia que sostenía un clavel medio marchito en su manita. No eran buenas noticias para la anciana mujer de vista nublada que se apoyaba en su bastón.
Pero la verdad duele muchas veces. Esta vez el dolor no iba a ser anestesiado.



Cuento 3, "Mala pesca" 24-JUL-2016
La pesca había sido mala ese día y el sol ya estaba cayendo. Comenzó a refrescar y Jorge juntó las redes y ordenó la cubierta, preparándose para regresar.
De pronto notó que -extrañamente- el silencio era 'sonoramente' profundo, como si repentinamente todos los sonidos de la laguna hubieran desaparecido.
Con temor, sus ojos buscaron movimimentos o sombras en el agua, pero no había nada que ver. Oscureció aún más rápido que lo normal y la negrura pareció ocuparlo todo.
Por el rabillo del ojo percibió Jorge una mínima irregularidad en la negrura. Una sombra siniestra asomaba sigilosamente sobre la superficie del agua. Era casi imperceptible, un ojo inexperto la hubiera pasado por alto. Pero no el de Jorge; él estaba a la espera de lo inesperado.
Y eso había llegado, a buscarlo, a atacarlo. Agazapado en las sombras, lo miraba. Las pupilas dilatadas de hambre y furia, de hambruna furiosa también.
Jorge sabía que era su fin, la cubierta del bote no iba a protegerlo por mucho tiempo. Y tenía razón.
La sombra abrió lentamente unas fauces descomunales y dio su primera embestida. Jorge intentó en vano defenderse con un remo de madera, arma por demás insignificante frente a esa bestia pavorosa.
El bote se bamboleó. Una. Dos. Tres veces bastaron. Jorge esperaba a la bestia. Y ella llegó.



Cuento 4, "Bajo el agua" 25-JUL-2016
La tormenta había cesado, sólo unas pequeñas gotas caían todavía. Rosa podía verlas a través de la sucia ventana de su atelier. Ya no podría seguir esperando a que cesara de llover completamente, debía regresar a casa a buscar a su hijito.
Una buena vecina cuidaba al pequeño cuando Rosa iba a trabajar al atelier. Era frecuente que Rosa volviera un poco más tarde de lo acordado, porque se quedaba a veces conversando apasionadamente de arte con sus alumnos. A la vecina -Elvira se llamaba- no le importaba el retraso. Cuidar al niño una vez a la semana era su única ocupación, la entretenía.  Por otra parte, el niñito era bien pequeño y muy dócil, por lo que era fácil cuidarlo.
Pero esta vez la tormenta había sido larga e intensa. Rosa no hubiera podido pedalear a casa en su destartalada bicicleta con un temporal violento como ése.
Recogió su bolso y abrió la puerta. Con espanto comprobó que el agua del canal había rebalsado el nivel de la vereda y todo estaba cubierdo de agua y basura; muchos otros objetos flotaban erráticos frente a su puerta. Su propia bicibleta, aparcada en la vereda, estaba medio sumergida en el agua turbulenta.
Rosa cubrió su boca con la mano ahogando un grito, al recordar que su amable vecina Elvira vivía a escasas diez cuadras de allí, distancia que podría haberse hecho a pie si no hubiera habido una corriente de agua tan fuerte. Su vecina Elvira vivía cerca, sí, pero en un subsuelo. Ella y su hijito la esperaban a unos cuatro metros bajo el nivel del agua.



Cuento 5, "Vestido rojo" 26-JUL-2016
Volvió a mirar el reloj para comprobar lo que su corazón ya sabía: él estaba llegando tarde a la cita, si es que aún venía.  Nunca debió haber aceptado una cita a ciegas, y menos aún quedar en encontrarse en un lugar tan distinguido y concurrido, donde su espera silenciosa era aún más evidente.
Ordenó otra copa de vino tinto mientras evaluaba cuánto más iba a esperar. Qué situación tan incómoda y humillante!
Era claro que todas las miradas se posaban en su mesa. Y por cierto que no era porque la dama que esperaba largamente era una belleza ineludible, no, no era eso. Quizás sí porque quien esperaba, enfundada en un vulgar vestido rojo que apenas cubría los glúteos era la figura de una persona más bien mayor. La peluca de color negro azabache ni siquiera había sido colocada correctamente, dejando a la vista un poco de pelo entrecano. Los labios agrietados, nerviosos, habían sido exageradamente delineados y cubiertos con varias capas de lápiz labial, en un vano intento por ocultar lo inocultable.
Era la primera vez que se vestía de esa forma para acudir a un encuentro con un caballero. Y aunque estaba conforme con la elección de su vestuario, le incomodaba la tardanza de cita, y eso opacaba su semblante.
"Debí haberme rasurado las piernas" - pensó de pronto con pánico.
Es que no había tenido tiempo.
Ese día había salido de la oficina, recogió los niños a la salida de la escuela, los llevó a casa de los abuelos. Había aceptado esa cita a ciegas porque su eposa había organizado una salida de amigas espontánea.
Sus zapatos café quedaron tirados en el piso de la habitación, junto con su camisa y corbata. No hubo tiempo de ponerse otro perfume, por lo que aún olía al hombre que había sido solamente unas horas atrás, antes de enfundar su cuerpo en un vulgar vestido rojo.



Me encantaría leer sus comentarios. Buenos y malos. Todos.
Desde ya, muchas gracias! Leti





.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*. E N G L I S H .*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.

The thing is that I feel every day more clearely that there is a story in me that wants to be written. I have been thinking about it for sosmme time and I do not know exactly how to start. Yes, I write sometimes on this blog. Yes, I write a lot online. But is that experience enough to write a real story?
Since I don't know, I decided to look up some information.  And that's how I found a guide to start, that recommends to make some writing excercises for 10 uninterrumpted minutes, for 5 days in a row.

So you know what's next, right? Yes, I will share with you the 5 short stories that I wrote during those 5 days. The outcome is surprising to me, because I simply let my pen go freely on a piece of paper, with a timer next to me to stop exactly after 10 minutes. I do not know whether ot wish you to enjoy the stories or not.



(The stories will not be translated into English. At least not yet ;)).